martes, 24 de marzo de 2009

Bola canaria

La bola canaria es una manifestación más del grupo de juegos de la familia de la bocha. Nos encontramos ante uno de los juegos documentados más antiguos, del que ya se tiene constancia en el antiguo Egipto.
Este juego se difundió desde la Península, pero no hay certeza acerca del momento de su entrada en Canarias. Probablemente, este juego tenga, como el juego de pelotamano, ya una raíz francesa y prácticamente a la par también castellana. Para reafirmar la primera hipótesis, diremos que en las Islas son los conejeros, o lanzaroteños, los jugadores más afamados y considerados tradicionalmente de más calidad. Respecto a la segunda hipótesis, diremos que el juego de bolas era una de las manifestaciones lúdicas más populares en la España peninsular del siglo XV.
Lanzarote representa el punto de mayor tradición del juego de la bola. Los antiguos jugadores atribuyen el origen del juego a esta isla, manteniendo que el juego siempre se difundió a otras islas de la mano de conejeros. Se practica, y se ha practicado este juego en Tenerife, Fuerteventura, pero posiblemente se jugase también en otras islas. Las mejores bolas se consideraban las de madera de palo blanco, que se utilizaba también para los dientes de molino, y que eran encargadas en La Palma.
El juego consiste en lanzar una bola desde el rayo, o marca de partida, con el objetivo de aproximarse lo más posible a una bolita, o boliche, con el mayor número de bolas disponibles del propio equipo. Los jugadores actúan a turno, decidiendo qué componente del equipo debe lanzar.

El Calabazo

El calabazo es una manifestación derivada de la labor de riego de los campos y de la necesidad de salvar los desniveles de las terrazas que forma el terreno. Se denomina calabazo por el artefacto empleado para el riego, que en otro tiempo estuvo constituido por una parte de una gran calabaza que se ajustaba al final de un largo palo. Esta práctica se localiza solamente en el Valle de Aridane (La Palma). La referencia más antigua que se conoce del riego con calabazo data de 1868 en una carta registrada, teniendo constancia de que el canal de aguas donde se utiliza comenzó a construirse en 1555.

Levantamiento de arado

Esta práctica procede de la necesidad del traslado de un lugar a otro de las artes del campo y, a su vez, de la tendencia a medirse, unida a la creencia de que la fuerza es algo bueno y beneficioso para el trabajo rural. Esta práctica es una creación, por lo que se puede considerar un juego difundido
El origen de esta práctica se debe a D. Matías Hernández, agricultor de la localidad de Telde (Gran Canaria), que a principios de este siglo, en sus momentos de ocio, levantaba su propio arado. Un personaje muy destacado de la lucha canaria de su época, el Faro de Maspalomas, fue el principal difusor de esta manifestación.
La difusión de este tipo de levantamiento se realizó a través de las competiciones de lucha a lo largo del Archipiélago. En los años 60, Hermenegildo Ramírez, Brazo de Hierro, también lo practicó asiduamente. Más tarde, en los años 70, el conocimiento del levantamiento del arado se generaliza, siendo practicado por algunos luchadores continuadores de la tradición.
El levantamiento del arado es una prueba y demostración de fuerza, consistente en levantar un arado solamente con la intervención de los brazos hasta la vertical, mantenerlo en equilibrio y descenderlo, después, hasta la horizontal, mantenerlo de nuevo durante un tiempo, introduciendo finalmente un giro completo para mostrarlo al público. La maniobra más costosa y difícil es el descenso del arado, debido a que es necesario frenar el largo brazo de palanca que constituye este artefacto. El arado puede variar, dando lugar a diferentes tipos tanto en medida como en su peso. La medida aceptada es entre 4,25 y 4,75 metros; el peso depende de los accesorios del arado, pero algunos pueden alcanzar los 100 kilos. Se distinguen distintas partes del arado: cabeza, timón, yugo, guigar, frontiles y reja.
En la actualidad, el levantamiento del arado forma parte de las fiestas de algunas localidades, sobre todo en la isla de Gran Canaria.
Tablas de San Andrés
Nos encontramos ante una práctica lúdica muy peculiar que se celebra, a modo de fiesta, todos los años en la localidad tinerfeña de Icod de Los Vinos.
Las tablas de San Andrés es un juego de vértigo, consistente en deslizarse calle abajo sentado sobre una tabla. Recibe, en parte, su denominación por la festividad de San Andrés que coincide con esta curiosa práctica.
El origen de esta manifestación pudo estar en el transporte de maderos de un aserradero que existió en la parte alta de Icod ya en el siglo XVI. Esta práctica evolucionaría a la fiesta, coincidiendo con la aparición del vino nuevo a finales de noviembre, festividad de San Andrés. También se baraja la hipótesis de la difusión de la corsa que todavía se conserva en Funchal (Madeira) y con la que se echan calle abajo.
Como en la mayoría de las fiestas, el día más importante para la corrida de las tablas es la víspera. El vino nuevo es el centro de la fiesta, constituyendo el motivo de reunión y la bodega el punto de charla con los amigos que acuden a festejar el día. En Icod, las calles tradicionales para el arrastre son las de San Antonio, del Salto, el Plano y Hércules.
La tabla tiene las dimensiones justas para ser ocupadas por el individuo sentado; el tablón es mucho mayor, pudiendo llegar a albergar a 10 ó 12 personas. El tablón puede ser incluso la hoja de una puerta antigua. Las maderas que se emplean son preferentemente de tea de pino, fundamentalmente por su dureza y resistencia. La tabla se prepara adaptándola al apoyo delantero de los pies (traviesa), limando sus aristas delanteras para evitar cualquier roce que suponga freno, cruzando traviesas para fortalecer los bordes o la parte trasera, con el fin de proteger al ocupante de posibles choques de otra tabla. Para que la tabla se deslice mejor se le echan distintas sustancias en la parte inferior, como sebo o grasa de animal, aceite o cera de vela.
También se conoce otra modalidad semejante en Fuencaliente (La Palma), en la fiesta de El Pino de la Virgen, que consiste en una carrera de duelas, o tablas con forma convexa, formadas por parte de las maderas que componen un barril o tonel. Esta carrera consiste en deslizarse por una ladera de monte sobre el pinillo o pinocha.
Los cacharros
Esta manifestación está relacionada estrechamente con las tablas de San Andrés, pues es coincidente con la festividad de este santo y con la zona donde se realiza, Puerto de la Cruz.
El origen de esta práctica es muy oscuro. Las explicaciones son fruto de la leyenda. Se cuenta que el objeto de correr cacharros era hacer ruido para ahuyentar a la langosta; también que como San Andrés era cojo, llegó «borracho» y cargado de cacharros días después a su fiesta; o que San Andrés se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de los cacharros que los niños habían colgado de sus ropas. O quizá, que para limpiar los toneles con agua salada se hacían rodar por las pendientes hasta la costa y de ahí el ruido.
Esta actividad consiste en tirar de una soga o alambre a cuyo extremo se encuentran atados diferentes objetos, que varían desde latas de refrescos, hasta electrodomésticos, bañeras, chatarra... De esta manera se configura una larga serpiente de hojalata, cuyos objetos arrastrados por niños y adultos producen mucho ruido, que precisamente es lo que lo distingue

Arrastre de ganado


Esta manifestación corresponde a la difusión de la cultura castellana, dado que el ganado de este tipo no existía en las islas antes de la llegada de estos pobladores. En realidad, la primera referencia que conocemos sobre el arrastre de ganado en Canarias, pero como labor rural, es la que corresponde a Abreu (1602), en la que cuenta el uso en la isla de La Palma de una corza, o artefacto para el transporte, el cual se mantiene en el actualidad:
«(...) no se sirven con carretas de bueyes, sino con un madero de dos gajos, como horqueta, que llevan arrastrando por el suelo, y encima llevan una carga que los bueyes pueden tirar, al cual madero llaman corza en lenguaje portugués, (...)».
Los antecedentes del arrastre de ganado corresponden a la pugna por medir las yuntas. Tenemos conocimiento de que a finales del siglo XIX existieron distintas pugnas por trasladar piedras pesadas con las yuntas en San Mateo (Gran Canaria). En Tenerife, en San José de Los Llanos, la forma de pugna se caracterizó por no existir peso límite, comprobar el espacio recorrido y la fijación de un tiempo límite de arrastre. El comienzo del arrastre de ganado en la isla de La Palma fue igualmente producto de la pugna, acordándose una distancia, y aumentando el peso paulatinamente; aunque quizá el hecho más significativo sea el uso de la canga en vez del yugo y el frontil, como artefacto adaptado al cuerpo y cuello de la yunta para ejercer sobre él la fuerza de los animales.
El punto de partida del arrastre de ganado con un carácter lúdico, organizado y competitivo aparece por primera vez en 1938, en las Fiestas del Cristo de La Laguna, llegándose, incluso, a redactar un breve reglamento.
Una distinción que caracteriza el actual arrastre de ganado, y que le otorga un componente deportivo, es la de no permitirse castigar al animal.
El arrastre de ganado es una modalidad deportiva consistente en la cumplimentación de un recorrido de 70 m. en el menor tiempo posible, por parte de unas reses que arrastran un peso muerto sobre una corza, con la ayuda de un boyero que se sirve de una vara. El concurso de arrastre de ganado es una competición entre yuntas de bueyes, toros o vacas, separados en tres categorías.
En la actualidad, se realizan concursos de arrastre en las islas de Tenerife y Gran Canaria, así como exhibiciones en el resto

Lanzamiento y Esquiva de piedras

El lanzamiento y esquiva de piedras es otro de los juegos aborígenes estrechamente ligados a una actividad funcional de carácter bélico. Existen muchas referencias respecto a la enorme habilidad que poseían los aborígenes canarios para el empleo de piedras como arma arrojadiza incluso labrando las piedras que utilizaban para este fin. Cuenta Fr. Alonso de Espinosa, en 1594: «(...) usaban de unas pelotas de piedras rollizas que tiraban con mucha fuerza».
Las referencia de esta actividad como juego es clara. Por una parte, encontramos alusiones a la pugna:
«Pues su ligereza era tanta, que a diez pasos esperaban que les tirase quien quisiese una piedra o lanza, y no había acertarles, porque hurtaban el cuerpo con mucha destreza». (Espinosa, 1594)
También conocemos cómo hubo ocasión de servirse de esta habilidad para lanzar y esquivar piedras con el fin de sacar beneficio.
«Antonio de Nebrija, en sus Décadas, cuenta de un canario que, sin mudar los pies de un lugar, aguardaba que le tirasen a la cabeza a doce pasos, sin que le hiciesen mal, diez y doce piedras, y que esto hacía todas las veces que le daban un cuarto; y dícelo como admirado. Y canario hubo, que daba a tres hombres doce naranjas a cada uno, y él tomaba otras doce, y tiraba a cada uno de ellos y las empleaba todas, sin que ninguno de los otros que a él le tiraba, emplease en él ninguna, si no fuese en las manos con que las recogía, y habían de estar apartados diez pasos. Y todas las veces que querían, hacían estas apuestas». (Abreu, 1602).
Una de las referencias más interesantes, no sólo para esta actividad sino para el conjunto de los juegos aborígenes, es la que nos muestra el carácter instructivo en la esquiva de pelotas de barro, con las cuales se iniciaba a los niños en esta en la isla de La Gomera.
«Eran los gomeros gente de mediana estatura, animosos, ligeros y diestros en ofender y defenderse, grandes tiradores de piedras (...) Acostumbraban los naturales de esta isla, para hacer diestros y ligeros sus hijos, ponerse los padres a una parte, y con pelotas de barro les tiraban, porque se guardasen; y como iban creciendo, les tiraban piedras, y después varas botas y después con puntas (...) Y éranlo tanto, que en el aire tomaban las piedras y dardos y las flechas que les tiraban con las manos» (Abreu, 1602).
Este juego desapareció, probablemente tras la conquista de las islas, pues no se ha encontrado ninguna referencia acerca de su práctica posterior

Vela Latina


El origen más remoto de la vela latina se sitúa en el uso del velamen o superficie de vela triangular. La procedencia de este tipo de embarcaciones fue el Mediterráneo, aunque este tipo de vela también se conoce en otros pueblos del Pacífico. La embarcación que podríamos situar como el punto de partida de la vela canaria es el falucho, y sobre todo el laúd, de menores dimensiones, en torno a los siglos XVIII y hasta el s. XIX.
Nuestro interés se centra en las pequeñas embarcaciones que cubrían la navegación costera, o de cabotaje, que eran las encargadas de las faenas de la pesca, ya que la vela canaria se caracteriza por un bote pequeño, que oscila entre los 8,55 m. a los 5,5 m. de eslora, rápido, ágil, capaz de maniobrar en un corto espacio gracias al diseño de su vela.
La primera referencia a la vela latina, como pugna competitiva, corresponde justo al inicio de este siglo, como cuenta el Diario de Las Palmas:
«(...) día 24, a las doce, regatas de botes a vela, desde la Puntilla hasta el Muelle de San Cristóbal, donde se adjudicará la victoria la embarcación que llegue primero a este último sitio».
A partir de esta fecha se suceden con continuidad las referencias en la prensa. Son legendarios los primeros botes de la saga Tomás Morales, Porteño, Tirma...
En Canarias existen dos modalidades del mismo deporte: la que se practica en Gran Canaria, que se conoce como vela latina, y la que se practica en Lanzarote, que se denomina barquillos. Las diferencias entre ambas residen en el tamaño de los botes, que actualmente es de 6,55 m. de eslora (Gran Canaria) y de 8,55 m. y 5,50 m. (Lanzarote); también en el recorrido de las embarcaciones, ceñida (Gran Canaria), en un campo de regatas fijo definido desde la Central Térmica (marfea)-Boyón de la Campana del Puerto de la Luz y de Las Palmas, mientras que en Lanzarote se compite principalmente en un campo de regatas convencional.
A la tradición de la vela deportiva en Gran Canaria, que se comprueba por su continuidad contrastada y por la organización de campeonatos que ocupaban diversos momentos del año, se sumó Lanzarote al comienzo de los años ochenta, que así rescataba las antiguas regatas de embarcaciones a vela de San Ginés de 1904; en la actualidad, también Fuerteventura realiza regatas de barquillos.
La tripulación puede variar, según la modalidad, llegando hasta diez componentes para el caso de Gran Canaria; recibe cada uno de ellos distintas denominaciones

Juego del palo o palo canario


El conjunto de prácticas que podemos agrupar bajo la denominación de palo canario, se basa en una esgrima entre dos jugadores con un palo en las manos. En cualquier caso, los juegos de palo y garrote o lata son dos actividades que debemos a los aborígenes canarios y que fueron consecuencia de la evolución de actividades bélicas.
La diferencia entre las modalidades de juego existentes viene determinada por el tamaño del palo, distinguiéndose tres modalidades: palo chico, palo mediano y garrote o palo grande.
La primera noticia sobre el uso de palos, por parte de los aborígenes, la encontramos en la crónica bethencouriana (1402), y hace referencia a los bimbaches, o pobladores de la isla de El Hierro «(...) y los hombres llevan grandes lanzas sin hierro, (...)».
Existen dos referencias, de las cuales podemos deducir el carácter lúdico del juego del palo; la primera se debe a Antonio Cedeño, soldado a las órdenes de Juan Rejón, y que escribió una controvertida crónica en 1478;
«El día que celebraban la boda, (...), la llevaba a su casa la mujer i hacian grandes comidas y juegos: (...); hacian un general torneo de palillos o varillas pintadas de colorado con sangre de drago; (...)».
La segunda se debe a Leonardo Torriani, ingeniero cremonés que escribió una Historia de las Islas en 1590 y que dejó un documento valiosísimo: un dibujo de dos canarios en una plazoleta en una especie de ritual con varas de mediano tamaño.
«Cuando dos canarios se desafiaban a duelo, iban al lugar señalado para ello, que era una plazoleta alta, que en cada extremo tenía una piedra llana, grande tan sólo cuanto podía mantenerse encima de ella un hombre de pie. Primeramente cada uno de ellos se ponía encima de su piedra, (...) con el bastón llamado magodo y amodeghe. (...) Después bajaban en tierra y se enfrentaban con los magodos, esgrimiendo y buscando cada uno su ventaja (...)».
Otro de los factores que distinguimos para justificar el ludismo en el juego del palo aborigen es su incorporación a las fiestas, de lo cual tenemos referencias en bodas y en la fiesta del Beñesmen. Del resto del uso del palo con un carácter lúdico poco conocemos, y menos aún lo que significó la transculturización de esta actividad.
El palo siempre ha ido asociado a unas funciones determinadas, que podemos resumir en defensa, manejo de animales y apoyo para deambular por los caminos y barrancos.
Las diferencias que encontramos en los juegos que tienen en común un palo vienen determinadas por el tamaño de este y por la forma de entenderlo y enseñarlo. Respecto al tamaño, se distinguen tres tipos: palo chico, corto o macana; palo mediano o vara; y palo grande, lata, astia, lanza o garrote. En lo que concierne a la forma de entender el palo, se ha transmitido a través de escuelas, que han conservado también sus propias técnicas.
El juego del palo es, en definitiva, una esgrima, cuyo espacio está definido por los jugadores, compuesto por un conjunto de técnicas rápidas que lo hacen muy vistoso, y que no posee una forma explícita de terminación, viniendo ésta determinada por el control del hombre de respeto u hombre bueno, o bien por resultar evidente para los practicantes quién es superior.

LUCHA CANARIA


La lucha se desarrolla dentro de un círculo, que puede ser de arena, tierra u otros materiales, denominado `terrero´, cuyos dos círculos céntricos tienen unas dimensiones mínimas que han de ser de 15 y 17 metros de diámetro respectivamente. En él, dos luchadores se enfrentan agarrados intentando derribarse.El principio básico es el desequilibrio del contrario hasta hacerle tocar el suelo con cualquier parte de su cuerpo que no sea la planta del pie, empleando para ello, con un buen agarre, una serie de mañas o técnicas. No se permite la lucha en el suelo ni ninguna clase de llaves o estrangulaciones.En la variante más común de luchada, cuando uno de los contrincantes pierde dos veces queda eliminado y al equipo contrario se le añade un punto en su marcador. Termina la luchada cuando son eliminados todos los contrarios de alguno de los equipos.El equipaje consta de dos prendas la camisola y el calzón que es por donde se agarra al oponenteEs un deporte originario de los antiguos canarios, si bien es cierto que sus prácticas eran diferentes a las actuales quedando sólo algunas costumbres de su forma de luchar.Los datos que poseemos de las costumbres luchísticas de los canarios son gracias a los cronistas e historiadores de la época de la conquista.La teoría más extendida sobre el origen de esta práctica entre los aborígenes canarios es la proveniencia del norte de África, a través de los bereberes. Esto es así ya que en tiempos anteriores a la conquista los aborígenes de las distintas islas no tenían prácticamente contacto entre sí, y este tipo de lucha se extendía por las diferentes islas. Por tanto, la lucha debió surgir primero en el continente y más tarde se produjo la llegada de los pobladores. Se sabe que en el norte de África existen luchas similares, que pudieran emparentarse con la lucha que los antiguos canarios practicaban en Canarias.Los especialistas e historiadores de la Lucha Canaria han dividido su evolución en tres etapas:Época histórica: Es la primera época. Del cronista Alvar García de Santa María en el año 1420 es del que se han obtenido las primeras referencias conocidas sobre este deporte. Ya se utilizan algunas de las técnicas que hoy se siguen utilizando y aparece la figura de los jueces u “hombres de honor”. Época folclórica: Con la llegada de la Ilustración este deporte quedó exclusivamente relegado al ámbito de las celebraciones y actos populares o festivos. Incluso en algunas publicaciones de la época se la consideraba vulgar y anacrónica. Debido a la guerra con Cuba muchos canarios emigraron a América y llevaron a esas tierras este deporte, siendo Argentina y Cuba los países donde más acogida tuvieron y se celebraron bastantes combates. En esta época, por el año 1872, se redactó el primer reglamento por lo que convierte a este deporte a uno de los más antiguos reglamentados. Época institucional: En los años 40 del siglo XX se comienza a regular el deporte y se crean las primeras federaciones provinciales, al principio dependientes de la Federación Española de Lucha y ya en 1984 se creó la actual federación.Mañas [editar] Un luchador derribando a otroEn lucha canaria, una maña es un movimiento o conjunto de movimientos con el único fin de derribar al contrario sin golpearlo. Para ello pueden utilizarse tanto piernas, brazos y movimientos del cuerpo siempre que respeten las reglas establecidas. Podemos dividir las mañas en tres grupos:Mañas de agarre [editar]Son aquellas que consisten en aferrarse a alguna parte del cuerpo del contrario para tratar de derribarlo levantándola y haciendo que pierda el equilibrio. Ejemplos de estas mañas son: cogida de muslo, cogida de tobillo, cogida de corva, cucharón, sacón (de aire, de camisa y de sobaco).Mañas de bloqueo [editar]Son aquellas que consisten en bloquear el movimiento de alguna parte del cuerpo del contrario, tanto con los brazos como con las piernas, para desestabilizarlo y llevarlo a la arena. Algunos ejemplos son toque por dentro, toque para atrás, toque por fuera, garabato, traspiés o pardeleraMañas de desvío [editar]Son aquellas que consisten en mover el cuerpo para desviar la acción del contrario y con la propia fuerza del mismo desestabilizarlo. Algunos ejemplos son desvío, tronchada, toque por dentro o vacío.