martes, 24 de marzo de 2009

Levantamiento de arado

Esta práctica procede de la necesidad del traslado de un lugar a otro de las artes del campo y, a su vez, de la tendencia a medirse, unida a la creencia de que la fuerza es algo bueno y beneficioso para el trabajo rural. Esta práctica es una creación, por lo que se puede considerar un juego difundido
El origen de esta práctica se debe a D. Matías Hernández, agricultor de la localidad de Telde (Gran Canaria), que a principios de este siglo, en sus momentos de ocio, levantaba su propio arado. Un personaje muy destacado de la lucha canaria de su época, el Faro de Maspalomas, fue el principal difusor de esta manifestación.
La difusión de este tipo de levantamiento se realizó a través de las competiciones de lucha a lo largo del Archipiélago. En los años 60, Hermenegildo Ramírez, Brazo de Hierro, también lo practicó asiduamente. Más tarde, en los años 70, el conocimiento del levantamiento del arado se generaliza, siendo practicado por algunos luchadores continuadores de la tradición.
El levantamiento del arado es una prueba y demostración de fuerza, consistente en levantar un arado solamente con la intervención de los brazos hasta la vertical, mantenerlo en equilibrio y descenderlo, después, hasta la horizontal, mantenerlo de nuevo durante un tiempo, introduciendo finalmente un giro completo para mostrarlo al público. La maniobra más costosa y difícil es el descenso del arado, debido a que es necesario frenar el largo brazo de palanca que constituye este artefacto. El arado puede variar, dando lugar a diferentes tipos tanto en medida como en su peso. La medida aceptada es entre 4,25 y 4,75 metros; el peso depende de los accesorios del arado, pero algunos pueden alcanzar los 100 kilos. Se distinguen distintas partes del arado: cabeza, timón, yugo, guigar, frontiles y reja.
En la actualidad, el levantamiento del arado forma parte de las fiestas de algunas localidades, sobre todo en la isla de Gran Canaria.
Tablas de San Andrés
Nos encontramos ante una práctica lúdica muy peculiar que se celebra, a modo de fiesta, todos los años en la localidad tinerfeña de Icod de Los Vinos.
Las tablas de San Andrés es un juego de vértigo, consistente en deslizarse calle abajo sentado sobre una tabla. Recibe, en parte, su denominación por la festividad de San Andrés que coincide con esta curiosa práctica.
El origen de esta manifestación pudo estar en el transporte de maderos de un aserradero que existió en la parte alta de Icod ya en el siglo XVI. Esta práctica evolucionaría a la fiesta, coincidiendo con la aparición del vino nuevo a finales de noviembre, festividad de San Andrés. También se baraja la hipótesis de la difusión de la corsa que todavía se conserva en Funchal (Madeira) y con la que se echan calle abajo.
Como en la mayoría de las fiestas, el día más importante para la corrida de las tablas es la víspera. El vino nuevo es el centro de la fiesta, constituyendo el motivo de reunión y la bodega el punto de charla con los amigos que acuden a festejar el día. En Icod, las calles tradicionales para el arrastre son las de San Antonio, del Salto, el Plano y Hércules.
La tabla tiene las dimensiones justas para ser ocupadas por el individuo sentado; el tablón es mucho mayor, pudiendo llegar a albergar a 10 ó 12 personas. El tablón puede ser incluso la hoja de una puerta antigua. Las maderas que se emplean son preferentemente de tea de pino, fundamentalmente por su dureza y resistencia. La tabla se prepara adaptándola al apoyo delantero de los pies (traviesa), limando sus aristas delanteras para evitar cualquier roce que suponga freno, cruzando traviesas para fortalecer los bordes o la parte trasera, con el fin de proteger al ocupante de posibles choques de otra tabla. Para que la tabla se deslice mejor se le echan distintas sustancias en la parte inferior, como sebo o grasa de animal, aceite o cera de vela.
También se conoce otra modalidad semejante en Fuencaliente (La Palma), en la fiesta de El Pino de la Virgen, que consiste en una carrera de duelas, o tablas con forma convexa, formadas por parte de las maderas que componen un barril o tonel. Esta carrera consiste en deslizarse por una ladera de monte sobre el pinillo o pinocha.
Los cacharros
Esta manifestación está relacionada estrechamente con las tablas de San Andrés, pues es coincidente con la festividad de este santo y con la zona donde se realiza, Puerto de la Cruz.
El origen de esta práctica es muy oscuro. Las explicaciones son fruto de la leyenda. Se cuenta que el objeto de correr cacharros era hacer ruido para ahuyentar a la langosta; también que como San Andrés era cojo, llegó «borracho» y cargado de cacharros días después a su fiesta; o que San Andrés se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de los cacharros que los niños habían colgado de sus ropas. O quizá, que para limpiar los toneles con agua salada se hacían rodar por las pendientes hasta la costa y de ahí el ruido.
Esta actividad consiste en tirar de una soga o alambre a cuyo extremo se encuentran atados diferentes objetos, que varían desde latas de refrescos, hasta electrodomésticos, bañeras, chatarra... De esta manera se configura una larga serpiente de hojalata, cuyos objetos arrastrados por niños y adultos producen mucho ruido, que precisamente es lo que lo distingue

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